Crítica de Arte

No hay luz sin oscuridad

Exposición “Ergo sum” de CAC Málaga

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Una vez más las texturas de los lienzos creados por Bosco Sodi inundaron una sala de exposiciones. En esta ocasión, el anfitrión es el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga.

Las protagonistas, casi cuarenta obras hechas específicamente para esta muestra, en las que no solo las texturas serán importantes, sino también el color y el material. Esta sala, nos crea la percepción de adentramos en una especie de laberinto. El mono cromatismo de las piezas contrasta con el brillo que emana de las pequeñas esculturas doradas. Son realmente piedras volcánicas con cerámica de oro y su procedencia es lejana, concretamente cerca de Guadalajara (México), donde el propio artista las fue escogiendo por sus formas.

El autor plantea la mezcla de lo natural y lo sobrenatural a través de la oscuridad y la luz. Las esculturas se vuelven objetos únicos o de adoración, pudiendo llegar a trasladarnos a un sueño por esta oscuridad y las estrellas que nos rodean y parecen “caídas” en el suelo.

La influencia de esta creación nos la desvela el propio artista que se sintió inspirado al asistir a una exposición del pintor y escultor francés Georges Braque en el Museo Thyssen de Madrid. Este artista también buscaba texturas en sus obras y lo consiguió mediante aserrín y óleo, esto junto con la experimentación artística de Bosco dieron lugar a estas impactantes texturas de sus lienzos.

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Estos cuadros hechos a partir del negro más negro nos invaden con su lobreguez, con su ausencia de luz, de vida, a fin de cuentas, representa la nada. De ahí el título “Ergo sum”, (luego existo), de la célebre cita de Descartes (“Cogito, ergo sum” - “Pienso, luego existo”), según Bosco, está la nada y después la existencia que generamos nosotros mismos. Por eso, este artista nos “obliga” a acercarnos para apreciar las texturas, creando una experiencia propia, una lectura personal para el espectador.

También resulta fundamental el papel de la comisaria, Helena Juncosa, que organiza el espacio expositivo creando estos juegos de luz y sombra. Sin duda, una exposición del más puro arte conceptual, y, curiosamente, creado por accidente, al mezclar varios materiales que, tras reposar varios días en el estudio de Bosco, dieron lugar a lo que hoy podemos contemplar expuesto. Es decir, el azar también forma parte de la obra, algo que nos podría recordar a las teorías que Marcel Duchamp aplicaba a su forma de crear arte.

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Si hablamos de belleza, quizá no sea algo que relacionamos primeramente con esta muestra. No obstante, admiramos una sala rodeada de formas geométricas (círculos y cuadrados), que crean diferentes efectos y sensaciones. A su vez, podríamos remitirnos al pensamiento de la Antigüedad que abogaba por la búsqueda de la belleza en estas formas, uno de sus defensores será el propio Platón.

Bosco Sodi, es un artista de origen mejicano, autodidacta, pintor y escultor. Es una persona que se muestra cercana ante su público, se abrió camino en el arte, gracias a la terapia que suponía para él esta disciplina; afirma “yo no podría vivir sin pintar”. Con esta exposición nos invita a la introspección personal, sin tener una lectura específica, simplemente venir y disfrutarla, sin más.

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